Scoby Kombucha (té fermentado) y Kefir de Agua (agua fermentada) son los dos nombres más comunes cuando se empieza a explorar el mundo fermentos frescos. Ambos son alabados por los beneficios que aportan a la salud. Echemos un vistazo al Kombucha.
El Kombucha es básicamente un té que ha sufrido una fermentación. Piense en él como en los primos extravagantes del té tradicional. Está lleno de probióticos que promueven un intestino próspero. Un intestino feliz es una persona feliz, como todos sabemos. Imagina que tus microbios intestinales están de fiesta, lo que mantiene tu sistema digestivo bajo control.
Hablemos de energía. ¿Has tenido alguna vez ese bajón vespertino en el que sientes que estás a punto de estampar el teclado contra el suelo? Las pequeñas cantidades de vitaminas B (y cafeína) de la Kombucha te darán ese suave empujón sin ponerte nervioso. Estarás en pie y listo para afrontar cualquier tarea.
Te cuento una anécdota: Una semana cambié mi café de la mañana por Kombucha. ¿El resultado? Se acabaron los bajones al mediodía. Me concentré más y ni siquiera eché de menos los nervios del café. Es como saber que tu coche funciona con energía solar. Cambia las reglas del juego.
El kombucha también contiene antioxidantes. Estos soldaditos luchan contra los radicales libres. Imagínate a estos pequeños guerreros como superhéroes que se lanzan en picado contra los malos, ayudando a reducir los riesgos de enfermedades crónicas. No podemos olvidar mencionar lo beneficioso que es para tu hígado. La kombucha ayudará a tu hígado a desintoxicarse y a disfrutar de unas merecidas vacaciones.
La kombucha, una infusión que ayuda a mantener el equilibrio en el peso, es un excelente acompañante. Es baja en calorías pero proporciona un sabor satisfactorio. La kombucha, en lugar de recurrir a bebidas azucaradas, puede satisfacer tus antojos. Tu cintura te lo agradecerá.